Amor y cadenas

En París, Roma, Nueva York y hasta en Buenos Aires, los candados ya son parte de la típica fotografía turística en el puente de una ciudad reconocida.



Candados… Según el diccionario, un mecanismo para asegurar que algo quede cerrado.

Candados… Aquello que normalmente asociamos a la seguridad.
¿Por qué será que necesitamos realizar un acto simbólico como el de poner un candado con nombres en un puente para tener la seguridad de que vamos a estar con alguien para siempre?

Cuenta la leyenda que todo empezó en el contexto de la Primera Guerra Mundial, cuando después del asesinado del Archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, Austria le declara la guerra a Serbia.  Nada y Relja, una pareja de Vrnjačka Banja  (Serbia) tienen que separarse puesto que Relja debe partir a la guerra. Allí él se enamora de otra mujer y Nada muere de tristeza un tiempo después al no poder recomponerse de la ruptura del compromiso con su amado. Las mujeres de Vrnjačka Banja comenzaron a dejar candados en el puente donde Nada y Relja se reunían, con la intención de proteger la relación con sus parejas que también habían partido a la guerra.

Esta es una de las historias, aunque hay otras, y es difícil saber con exactitud cual fue la motivación inicial que llevó a las personas a encadenar sus sentimientos a un puente, o si simplemente fue la estrategia publicitaria de un astuto cerrajero. Lo que si sabemos es que hasta el día de hoy persiste la costumbre. Incluso a pesar de los intentos de gobiernos locales que creen necesario alivianar el peso del puente. ¿Qué tendrá más peso para quiénes deciden dejar un candado? ¿El hecho de dejarlo junto a alguien que aman o la tranquilidad de que, por alguna razón no necesariamente racional, ese candado significa que van a estar juntos para siempre?

¿O lo qué en realidad buscamos es dejar una huella?

Asegurar que un momento feliz quede guardado de forma segura en algún puente de una ciudad especial que visitamos.

Te pregunto/Me pregunto:

¿Qué mecanismos tenemos para conservar esos momentos que queremos que sean para siempre?


Un libro/ Una película: Tengo ganas de ti de Federico Moccia.

Comentarios

  1. ¡Hola! Estoy disfrutando cada una de las lecturas de este blog, me encantan y me llegan muchísimo (tantísimo).
    En marzo de 2022 tuve la oportunidad de visitar Amalfi (localidad italiana, ubicada en la costa, bellísima) junto a la persona más especial que conocí en mi vida.
    En Amalfi, hay una pequeña fuente con una escena a de la natividad (La Fontana De Cape E Ciucci) y, como en la mayoría de las fuentes que he tenido la oportunidad de conocer, esta también tiene una gran cantidad de monedas que representan los deseos de viajeros y locales.
    Admirando la escena, se me ocurrió pedir un deseo juntos y, juntos, soltar una moneda dentro de la fuente y, así lo hicimos.
    Esto fue equivalente a colocar un señalador en mi memoria, que me permite acceder a ese recuerdo y a todo lo que percibían mis sentidos mientras nos preparábamos para soltar una moneda juntos, esa moneda que, hoy, descansa en el fondo de esa fuente en Amalfi y que, pase lo que pase, siempre será nuestra moneda

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