Necesidades pagas

 Siempre me preocupaba por guardar monedas de un euro pero en la Estación de Trenes de Múnich me dí cuenta de que ni siquiera hacía falta. Una máquina ofrecía cambio para cualquier moneda o billete, e incluso se podía pagar con tarjeta. Todo para poder activar el molinillo que te dejaba pasar... al baño.

Qué loco pensar en qué hoy es la plata la que maneja el acceso a poder satisfacer nuestras necesidades más básicas. 

Si, por ejemplo, decidimos revelarnos y no usar el baño, muy probablemente seamos mal vistos por la sociedad. Por lo tanto, no nos queda otra que entrar en este sistema en el cuál empezamos a calcular minuciosamente, qué comemos y qué tomamos, para intentar predecir cuando vamos a tener que hacer uso del baño y aprovechar el tiempo y el dinero de la forma más eficiente ¿Se entendió? Calculamos hasta cuándo vamos a tener que ir al baño... algo más loco que pensar en eso?

Las velas en cada iglesia están acompañadas por un cartel con el precio. Un precio para poder expresar la espiritualidad. ¿Podríamos hacerlo igualmente sin recurrir a la vela? Probablemente si, pero estamos tan acostumbrados que ni siquiera nos llama la atención. 

Estando en otros países, me pasó que mi primer pensamiento al sentirme enferma no fue dedicado a mi salud, sino que estuvo relacionado a la cantidad de trámites y gastos que me podía llegar a costar eso de sentirme mal si tenía que ir a ver a un médico. En las situaciones en las cuales nos sentimos más desprotegidos, vulnerables, el aspecto económico juega un rol más importante todavía. La incertidumbre de no saber si podrás acceder a lo que necesitas para sentirte bien porque primero...hay que pagar. ¿No genera cierta sensación de impotencia? 

Nuestra vida actual se organiza en base a los recursos que disponemos. Dependemos de la plata en tantas formas. Y, tener suficiente nos hace libres de alguna manera, o por lo menos nos da tranquilidad de que las necesidades básicas siempre estarán cubiertas. 

Pero me lleva a pensar: ¿cómo hacemos para enfocarnos en aquello que queremos conseguir en lugar de planificar la cantidad de plata que necesito para conseguirlo? ¿Cómo mantener el foco en la vida que estamos viviendo y no en los recursos invertidos en vivirla?

Te/Me pregunto:

¿Qué espacios de libertad encontramos que no estén controlados por el dinero?

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