Jugar a ser

¿Alguna vez te pusiste a pensar en la cantidad de sistemas que están en funcionamiento para que cada unx de nosotrxs esté realizando la actividad que sea que esté haciendo en este momento?
Sistemas internos de nuestro organismo o sistemas externos como el movimiento de rotación y traslación de la tierra o la gravedad. 

Este viene siendo el pensamiento que me ordena en momentos de extremo enojo, frustración, desilusión o tristeza.

La vida (ya sea humana o en general) ya es compleja en sí misma. 
¡Ojo! No estoy hablando de “complejo” en el sentido de “complicado”; me refiero a la intervención de múltiples actores y elementos diversos. Simplificar estas relaciones puede ser sinónimo de no contemplar el panorama completo y no sé hasta qué punto este es un análisis que nos aporte información relevante. Pero el hecho de que esta sea una realidad compleja, no tiene porque significar que necesariamente sea complicada, simplemente (o complejamente) implica que son muchos los aspectos a tener en cuenta. Creo que lo "complicado" empieza cuando nos olvidamos de que desde nuestro punto de vista sólo podemos identificar algunos de esos aspectos.
Aceptar que nuestra perspectiva es limitada es una forma de abrirse a toda la información que se nos puede estar escapando en nuestra lectura de la situación.
Nadie tiene respuestas absolutas. Ni siquiera nosotrxs mismxs cuando creemos tenerlas. Todxs estamos en la misma: tratando de entender como funciona esto de vivir en el pedazo de tiempo que nos toca o que habitamos. E incluso, siendo conscientes de que hay una necesidad interna de entender como funciona el mundo, nos movemos a partir de acciones que realizamos en piloto automático como respirar.

No importa cuantas respuestas creemos conocer, todas son interpretaciones. No sé si existen formas de conocer cuales son acertadas; tampoco sé si eso es lo importante. Pero si considero relevante el hecho de tener presente que cada interpretación está hecha desde una perspectiva muy particular de la vida.

Queremos sentirnos libres pero somos el resultado de un montón de experiencias que, en su mayoría, no elegimos vivir. Y aún así, nos imponemos frente a un/unx otrx presumiendo lo que creemos absolutamente cierto (aún aceptando que mañana eso mismo puede cambiar).

Somos seres complejos.

Ambiguos. Contradictorios. Inexplicables.

Y sin embargo, conectamos en gestos tan simples.

Nos sentimos acompañadxs en una mirada, un abrazo, un saludo. Nos sentimos acompañadxs por aquellas personas que nos reconocen aún en nuestra ambigüedad.

Cada vez estoy más convencida de que no se trata de cuantas verdades lleguemos a encontrar. Se trata de reconocernos y reconocer a otrxs en el proceso. Abrirse a nuevas perspectivas, no encerrarse en el pedazo de espacio que nos toca habitar. Eso, si. Ser honestxs con nosotrxs mismxs y con aquellxs con quienes compartimos. Porque... ¿Qué sentido tiene complicar la complejidad de la vida a partir de algo que realmente no pienso/siento/percibo?

Quien se preocupa por mantener una cierta coherencia entre lo que piensa, siente, dice y hace, es aquel que, se auto-observa y está atentx a su rol en esta gran obra de teatro en la cual no hay guión (o lo perdimos...). Ser coherente no es fácil, a veces nos mentimos hasta a nosotrxs mismxs, de eso también se trata ser humanxs, creo. Pero ¿Cuántas vueltas nos ahorraríamos si pudiéramos enfrentarnos a nuestras verdades y mostrarnos transparentes en las interacciones que vivimos?

Si la vida es un juego, no quiero un teléfono descompuesto. Hay tantos juegos nuevos para explorar.

Valorar los procesos que se generan a nivel interno permite, luego exteriorizarlos de una forma más auténtica. Cada persona vive una realidad subjetiva y particular. “La variación de ritmos hace posible que distintas especies compartan los recursos de un hábitat, usándolos en momentos diferentes.” (Los ritmos de la vida). Habitamos una realidad que ya tiene sus propios ritmos intrínsecos y pretendemos controlarlos, cuando ni siquiera podemos aceptar completamente lo que creemos sentir/pensar.

Nos compone y nos desborda la existencia.

Y lo único que parece quedar es la posibilidad de ser.

De encontrarnos con un/unx otrx y desde lo mas genuino de nuestra presencia, invitarlx a jugar.

 



   

Comentarios

Entradas populares de este blog

Prólogo a la estadía

108

Refugio y herejía