El plan infinito

Es necesario perderse para que aparezcan nuevas preguntas y perspectivas. Cuando algo funciona bien, no hay motivación suficiente que nos lleve a modificar lo que estamos haciendo en ese momento. Una parte tiene que romperse para que nazca algo nuevo.

Sin embargo, aunque nos guíe la fe ciega de que todo se terminará acomodando en algún momento, es difícil encontrar esos nuevos puntos de equilibrio. Navegar la vida sin referencias como guía puede ser de las experiencias más aterradoras y desesperantes.
En esa búsqueda me encontraba, queriendo descubrir verdades absolutas; certezas que garantizaran un buen resultado más allá de la situación o la persona en particular.
Esperaba encontrar, por lo menos en algún ámbito, resoluciones que no admitieran dudas o puntos de vista diferentes. En un diagnóstico médico, por ejemplo.

- ¿Cómo puede ser que no se sepa la causa de estos síntomas?
 Hay que hacer más estudios. Le recomiendo consultar con más profesionales.
- Cada uno me dice una cosa distinta ¿Cómo saber a quién escuchar?

Incluso hay quienes omiten mencionar el hecho de que puede haber dudas en el proceso que los lleva a expresar una conclusión y no otra. Todos creemos conocer la verdad cuando ni siquiera estamos seguros de que no existan otras posibilidades.

Me invade una desesperación frente a la revelación de que incluso en las ciencias más exactas, hay margen de error.

Claro, es que no estaba teniendo presente el hecho de que somos humanos intentando entender como funciona este mundo que habitamos, pero del cual sabemos menos de lo que pensamos. Usamos la arrogancia como escudo para evitar mostrar nuestra subjetividad porque eso nos pone en un lugar vulnerable.

¡Cómo si la vida no nos demostrara constantemente que no tenemos control!

Hay instantes en los cuales reconocemos que todo encaja siguiendo una lógica oculta que no podemos llegar ni siquiera a dimensionar. Pero a veces, nos alejamos de la idea del plan infinito y admitimos que quizás no haya tanto para entender, simplemente somos seres vivos reaccionando a estímulos constantes.

Comprender la lógica de la vida, es quizás entender que no existe una lógica. “La vida es una suma de ironías” (Isabel Allende, pág. 409). Sin embargo, quizás si exista un entramado detrás. Algo que busca alcanzar un constante equilibrio. Quizás el error es intentar entenderlo en lugar de vivirlo. Somos seres con una curiosidad tan grande que se hace difícil pensar en que no debería preocuparnos el juego de casualidades/causalidades que nos mueve de un lado a otro a partir de cada nueva circunstancia.

En eso estoy. Aprendiendo a moverme con la vida incluso sin saber que tan grande es la pista de baile o que otros bailarines se cruzarán en mi camino. Hoy quiero sentir la música, incluso cuando no puedo escuchar nada. Porque incluso el más profundo silencio puede romperse a través del movimiento.

Referencias:

- Allende, I. (2014). El Plan Infinito. Buenos Aires: Sudamericana



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