Prólogo a la estadía

Entre tus cosas se encuentra tu esencia. Abro la puerta y me inunda el olor de tu perfume, el cual dejaste como un trofeo en el baño entre tu rutina de cada mañana.

Lo ví mientras ordenaba tus cosas y, me ví en el espejo, intentando adivinar de qué manera te gustaría encontrar cada pertenencia. A veces, pienso que la respuesta es: "exactamente como las dejaste". Pero en otras ocasiones, imagino que es todo lo contrario. Quizás descansaste en el pensamiento de que iba a estar ahí para poner en orden cada pieza del rompecabezas.

No estoy segura de ser la solución a tus problemas o una preocupación más en tu lista. A veces, me doy cuenta de que no querías verme. Otras veces, descubro que me estabas esperando o que te fuiste para no verme llegar. Es difícil predecir tu reacción y nunca sé cómo comportarme mientras estás ahí, sin hacer nada, esperando que arregle todo. Me pone nerviosa tu mirada inquisidora, atenta al más mínimo detalle. Se mezcla con tu indiferencia y  no me permite entender nuestro vínculo. Nunca sé cómo comportarme porque nunca sé qué esperás de mí.

Hago lo posible por no cambiar nada de lugar mientras intento ordenar tu caos. No quiero invadir tu mundo pero siento que tu historia me atrapa y tengo que buscar los lugares específicos para salir sin tocar nada. Me encargo de limpiar cada desastre y dejar el espacio como nuevo. Quiero que te sientas cómodo y a gusto. Cuando ya todo brilla y no tiene las típicas huellas que delatan el uso continuo, me voy.

Cierro la puerta como si nada hubiera pasado. Como si nunca hubiera estado. Como si no conociera los secretos que se esconden en tu habitación.

Y me quedo sola con los trapos sucios y las imágenes en mi cabeza. Imágenes de tu vida. De cómo te vestís y desvestís. Conociendo qué cosas no te importa guardar. Conozco las huellas que dejas al dormir y los hábitos que mantenés día a día. Conozco tu intimidad y, sin embargo, para vos soy una extraña.

No me saludás si nos cruzamos en los pasillos. Mucho menos si nos encontramos en la calle. Ni siquiera hablamos el mismo idioma.

Ironías de la vida que nos cruza con personas que ni siquiera recuerdan nuestra existencia.

A modo de legitimación de todas estas historias que sólo tienen una versión. Esta sección es una recopilación de los relatos inventados que despierta cada habitación.

Las historias reales, quedan por conocer. Pero cada objeto, se convierte en una pista que me acerca más a vos. A quién sos. O no sos. Nunca lo sabré y esto no será más que otra historia que quedará olvidada como tantas otras.

Bienvenido, entrá sin golpear.



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