La gorda
Las callecitas de Toledo, en España, esconden muchas leyendas. Bueno, no necesariamente las “esconden”, ya que muchas saltan a la vista y dan vida a los rincones de la “Ciudad Imperial”. Esta ciudad fue la sede principal de la corte del emperador Carlos I de España durante gran parte de su reinado en el siglo XVI. En ese momento, Toledo tenía una gran importancia a nivel político, religioso y cultural.
La campana “gorda”
Es por eso que el arzobispo de Toledo, Francisco Jiménez de
Cisneros, se propuso que la catedral tuviera una gran campana como símbolo
de poder e importancia. Así es como en Toledo se encuentra la campana
más grande de España y una de las más grandes del mundo. Se fundió en 1753
y tiene un peso de casi 18.000 kg. Recién en 1755, después de un gran
esfuerzo para trasladarla y subirla hasta la torre de la catedral, lograron
colocarla en su lugar. Se dice que necesitaron veintidós marineros, un alférez
de fragata y tres guardianes de navío para cumplir con el objetivo.
La inauguración
Todos los toledanos esperaban ansiosos las primeras
campanadas de la magnífica campana de San Eugenio. Pero el ocho de
diciembre, cuando sonó por primera vez, se encontraron con un sonido un poco
afónico. Cuenta la leyenda que ese día se rompieron todos los vidrios de
las ventanas y que todas las embarazadas dieron a luz. Sin embargo, parece que
esta hipérbole fue una forma de tapar la grieta que ya había comenzado a
formarse en la campana gorda.
Dos meses después, ya era evidente la fisura que se había
producido por un error en la aleación de la campana. Se dice que en ella caben
“siete sastres y un zapatero, además de la campanera y el campanero”, pero
nunca pudieron lograr el sonido que esperaban escuchar.
¿Decepción?
Un dato interesante es que, pese a la decepción inicial, la
campana gorda fue utilizada durante años, a pesar de su fisura. En la
actualidad, aunque no se toca, sigue siendo uno de los tesoros más peculiares
de la catedral.
A fin de cuentas, la obsesión por tener la “campana más
grande” generó grandes desilusiones en el pueblo toledano. Pero también es
cierto que generó una historia que la distingue de todas las demás y da
pie a la creación de varias leyendas, las cuales abundan en Toledo. Al final, más
grande no necesariamente significa mejor, pero no se puede negar que “la gorda”
tiene una historia para contar.
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