El nombre de la Virgen

¿Qué nombre tiene la Virgen María?

Puede parecer una pregunta capciosa al estilo de los típicos chistes de primaria como “¿De qué color es el caballo blanco de San Martín?”. Pero en realidad, va mucho más allá el cuestionamiento. Y resulta que en la religión católica hay un nombre específico para designar a estos nombres…
Según Wikipedia (sí, acá vamos a citar a Wikipedia, sorry not sorry), una advocación mariana "es un modo de referirse a misterios, apariciones, presencias, dones o atributos de la Virgen María o a circunstancias históricas o geográficas que rodean a la devoción de una imagen determinada.”

Cuando estaba en tercer o cuarto grado, me asignaron una tarea de investigación: debía hacer una presentación que reuniera los diferentes nombres con los cuales se conocía a la Virgen María en diferentes lugares. Recuerdo que armé una carpeta con esmero. Usé hojas de colores y en cada una pegué una imagen de cada advocación de la Virgen que iba encontrando. En la parte superior de la hoja colocaba el nombre con el cual se la conocía y en algunas agregaba algo más de información que me parecía curiosa o me llamaba la atención. Ni siquiera recuerdo para qué materia fue ese trabajo y estoy segura de que después de presentarlo no volví a tocar la carpeta. Hoy, en 2024, varios años después, sigo agregando páginas a esa carpeta. A medida que viajo y conozco nuevas ciudades, me doy cuenta de cómo las mismas figuras se repiten. Los símbolos, más allá de las religiones, son universales y aparecen en todos lados, aunque tengan nombres distintos.
Uno de estos símbolos que se repite en las ciudades en las cuales el catolicismo es la religión oficial, es la figura de la Virgen María. La figura de la Virgen brinda esperanza a los desamparados y se encarga de aquellos marginados.

La Virgen del Pilar

En Zaragoza, me encontré con Nuestra Señora del Pilar, patrona de todos los pueblos hispanoamericanos. No voy a mentir, encontrarme con la Fuente de la hispanidad que cobra forma para representar a Hispanoamérica al frente de la concatedral de Zaragoza fue inesperado y hasta un poco intrigante. Aún más curioso me resultó la importancia que le daban a la famosa medida de la Virgen que acompaña a todos los viajeros. Se trata de una cinta que mide exactamente 36,5 centímetros de largo, al igual que la Virgen del Pilar. Viene de todos los colores y la tienda de la concatedral debe obtener una buena parte de sus ingresos a partir de la cantidad de interesados en comprar una. Más allá de sentirse identificado o no con la religión, la medida termina simbolizando un pedido de protección a algo más grande que pueda guiar especialmente a los viajeros y a los hispanoamericanos.


La Geperudeta

En Valencia, hablan de la Geperudeta ("jorobadita" en valenciano). La llaman así porque la representación está levemente inclinada hacia adelante , pero también dicen que tiene una joroba porque carga con el peso de aquellos a quienes nadie presta atención. Es patrona de la ciudad y Virgen de los Inocentes, Mártires y Desamparados. Se la relaciona especialmente con la creación del primer hospital psiquiátrico en el mundo en el siglo XIV en Valencia, en donde se empezó a dar lugar a aquellos que eran agredidos y discriminados por ser “locos”.






Creencias ancladas en quiénes somos (y fuimos)

Cada advocación de la Virgen es una de las tantas manifestaciones de las preocupaciones e historia de una población. Canaliza la esperanza y simboliza protección. Tiene tantos nombres como comunidades han creído en ella. Y siguiendo las designaciones, nos encontramos con los caminos que las comunidades han recorrido. Por ejemplo, la Virgen de la Merced/Mercé resulta ser patrona de Barcelona en España , pero también de la ciudad de Alta Gracia, en Córdoba, Argentina, así como de tantas otras ciudades. Los símbolos se repiten y dan cuenta de la colonización que se produjo en América por parte de la corona de España y la religión Católica. Pero también, hablan de la necesidad de los pueblos de depositar la fe en imágenes que conecten con sus necesidades específicas.
El ser humano cree depositar su esperanza en deidades y figuras completamente ajenas a él/ella , pero en realidad, siempre está definiendo la relación con su espiritualidad de acuerdo a aquello que lo/la atraviesa. Lo divino termina siendo el espacio para volcar las preocupaciones humanas que no sabemos cómo resolver. Y sin darnos cuenta, resolvemos estas situaciones a través de símbolos que adjudicamos a lo inexplicable, como una medida de la Virgen que nos acompañe o un hospital para aquellos que necesitan la protección de la Virgen.
Más allá de religiones y creencias, el ser humano conecta con la divinidad profundamente anclado en sus preocupaciones y atado a un contexto social, geográfico y temporal.

Al final, pensar en quién creemos no deja de ser, de algún modo, pensarnos como humanos.

¿Y vos, en qué creés?

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